miércoles, 4 de abril de 2018

G.R 38 RUTA DEL VINO Y EL PESCADO. EUSKADI INTERIOR. LAGUARDIA-GUERNIKA




 Miércoles 14 de marzo 2018. Empiezo a caminar a las afueras de La Guardia (Rioja alavesa). He llegado en tren hasta Logróño y después en autobús. Alberto, un amable guía turístico, me lleva al inicio de la Ruta del Vino y el Pescado (G.R 38)
Hay que pasar la Sierra de Cantábria (Monte Toloño) por un camino muy bien trazado y señalizado que asciende entre espesos encinares y más arriba robledares.



Cerca del Puerto del Toro aparecen las hayas. Bosque atlántico.
Perfecta señalización.

Bosque húmedo y resbaladizo por las lluvias. Desciendo con precaución.

 Antiguas carboneras. El resultado de estos aprovechamientos son unos espléndidos hayedos, lo que pone de manifiesto la sabiduría de aquellos carboneros que sabían limitar la producción de carbón para evitar esquilmar los montes.



 Lográn (Condado de Treviño, Burgos) comida casera, repondré fuerzas para seguir.

 La ruta prosigue bien marcada por extensos hayedos. Curiosa forma vegetal.


Campos de cultivo llegando a Laño.



Fuente de Laño.

Bonito macetero.



Las Gobas es un complejo eremítico reciclado en necrópolis. Estoy cerca de Albaina y el cielo se encapota. La lluvia me va a pillar. Es la borrasca "Gisele"



Pues aquí vivió gente...



En Albaina no se vé un alma. Va a anochecer. Tengo que llegar a Sáseta, a 6 kilómetros. Se pone a llover y aparecen varias encrucijadas de pistas por zonas de concentración parcelaria. Curiosamente estas bifurcaciones carecen de señalización. Han sido arrancadas. Tiro por instinto mientras arrecia la lluvia. Temo perderme pero la dirección principal es la correcta y consigo llegar a Sáseta antes del anochecer.

Aquí pasaré la primera noche. Un viejo lavadero abandonado. Seco y confortable: No necesito nada más. Tengo un poco de comida y mañana espero encontrar algo abierto para desayunar. Por la noche el cielo se despeja y lucen las estrellas. Hace frío. Menos mal que estoy calentito en mi saco de dormir y tengo ropa y calzado de repuesto.



SEGUNDO DÍA: SÁSETA-EMBALSES DEL ZADORRA (ULÍBARRI)

Amanece en Sáseta. Sin desayunar, no se ve a nadie, enfilo el cañón del río Ayuda. Durante una hora camino pegado al cauce entre bosques y peñascos. Es probablemente uno de los tramos más bellos de este G.R. Pronto llego a Okina. Necesito desayunar algo, estoy hambriento y desfallecido. Pero todo está cerrado. Decido llamar a una casa y pedir que me den un poco de café y alguna madalena...

Oskar, su madre Eva y sus hijos me acogen y me preparan un consistente desayuno. Cafecito caliente, torta, galletas... hummm... qué rico! resucito. Ya puedo continuar hacia Estíbaliz. Gracias amiguitos de Okina, no olvidaré vuestra hospitalidad. Espero que pronto me devolváis la visita. ¡En eso quedamos, eh!

Preferí tomar la carretera durante dos kilómetros y desde un collado ya se domina la llanada alavesa. Voy oblicuando al nordeste por pistas y senderos y llego a Aberásturi y después a Andollo con un buen restaurante donde repongo fuerzas y me preparan un par de bocadillos.

Santuario de Estíbaliz. Debo refugiarme por una breve pero intensa tormenta.

Prosigo por pistas y caminos embarrados. Falta señalización. Hay muchas vallas de alambre de espino y puertas para pasar. Voy llegando a los embalses del Zadorra.

Embalse inferior del Zadorra. Pronto anochecerá y amenaza lluvia. Decido seguir hacia el oeste por carreteras y pistas de concentración parcelaria. Salto vallas y llego a un pueblecito como un pequeño delincuente buscando donde protegerme de la lluvia para pasar la noche.

El pueblecito se llama Ulibarri y tiene un confortable, y seco, lavadero. Fenomenal... aquí voy a instalar mi segundo vivac. Los niños del pueblo vienen a verme y les explico mi ruta. LLueve y me quedo dormido con dificultad pues a mis implantes recién puestos les da por dolerme. Ibuprofeno y paracetamol. Estoy animado y la noche se pasa rápida. Amanece y está despejado. Emprendo la marcha aún más hacia el oeste, evitando ahora los tramos encharcados. En Mendibil pienso encontrar la carretera y la senda G.R 38 que dejé ayer.


TERCER DÍA: ULÍBARRI-DURANGO

Desde Mendibil he proseguido siete kilómetros por carretera remontando las orillas del embalse de Ulibarri-Gamboa. Muchos patos y otras acuáticas. Por fin llego a Landa. Allí hay un confortable bar restaurante donde he metido un potente almuerzo atendido con gran amabilidad por Jokin y su mamá. Soy consciente de que me he pasado de largo el sendero G.R 38, pero no importa. Aquí mismo en Landa sale otro camino  hacia el noroeste por hayedos y robledares que va a parar a Otxandio. Va a resultar un tramo de especial belleza y paisaje vasco de interior.

Extensos hayedos. Maravilloso entorno. Hoy está siendo la etapa más agradable, y de momento no llueve. La señalización está bastante precisa y voy pillando las desviaciones que me marcan hacia el Puerto de Urkiola. Al oeste se divisa lejano ya el monte Gorbea.


Entre Legutiano y Otxandio prosiguen los hayedos y robledares. Cruzo la carretera que va al puerto de la Cruceta. Ahora resulta que el camino está muy bien trazado y va más directo a Otxandio. Dejo a la derecha el desvío a Olaeta. Me he enterado que allí no hay donde comer.

Cerca de Otxandio fotografío estos hermosos narcisos. En Otxandio comeré más alubias con morcilla y chorizo y me preparan un bocadillo. Se pone a llover y pronto va a anochecer. Continuaré por la carretera para pasar el puerto de Urkiola. La capa de lluvia "Altus" me está protegiendo muy bien. Este tramo serán unos doce kilómetros con intenso tráfico. Camino por la orilla con mi linterna ya de noche, tres largas horas. Cerca de Durango encuentro un porche muy adecuado para mi tercer vivac. Son las nueve de la noche. Me como el bocadillo y a dormir como un angelito. Mañana pienso llegar a Guernica, me quedan en total unos 34 kilómetros remontando una potente sierra, la del monte Aoíz, donde se estrelló un avión de pasajeros.


CUARTO DÍA: DURANGO-GUERNIKA

Durango es una populosa ciudad de unos 25.000 habitantes, al pie de la cara norte del parque natural de Urkiola. He desayunado "de campeonato" en una ikastola-cafetería. Unos muchachos me invitan a tomar otro café y me orientan cómo seguir hacia Guernika. El mercado de Durango es digno de ver.


Catedral de Durango. Euskadi es tierra muy cristiana, sin duda.


Después de seguir una carreterita frecuentada por ciclistas y caminantes voy encontrando mi ruta hacia el mar, hacia Guernika. Hay pistas encharcadas, y muy embarradas. Hay senderos, trochas, prados, explotaciones madereras y lindos caseríos. Para variar también se pone a llover. La señalización es suficiente.  Rumbo norte siempre que sea posible.


Va a ser la última foto pues se pone a llover con ganas. Esta etapa discurre por unos montes muy humanizados. Hay vacas y  burros. Se oye cantar a los gallos. Es Euskadi rural y pienso que la gente de estas aldeas vive muy tranquila y sin sobresaltos. Poco a poco me voy acercando a Guernika. Los últimos diez kilómetros son por carretera. Salgo a una principal con mucho tráfico. Peligro, pero a cinco kilómetros de Guernika encuentro abierta una sidreria de carretera. Me meto un menú a base de patatas, pimientos y croquetas. Cuajada, café y chupito. Pronto llegaré a Guernika. La "bestia del Este" cae sobre mí con húmeda violencia y me empapa. Corro por las calles y de pronto me topo con la parada del autobús a Bilbao. LLegaré en poco más de media hora. Me compro el billete para el día siguiente y busco un alojamiento. Después de cuatro días sin quitarme la ropa supongo que huelo bastante a "lobo". La ducha se agradece y a dormir. A las cinco y media salgo de la pensión hacia la estación. LLueve a cántaros. Desayuno en la cafetería del tren y repaso los periódicos. Ha sido una hermosa experiencia. Realmente Euskadi es una bella región y, modestamente, ahora creo que ya la conozco un poco bastante más.

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